Conoce tu hijo a través del juego

Muchas investigaciones han demostrado el poder que tiene el juego en el desarrollo social, psicológico y afectivo de un niño. Mejora su capacidad para organizarse, regula sus emociones y aprende a enfrentarse a distintas situaciones, entre otros aportes significativos más. Adicionalmente, es una de las maneras más sencillas para conocer a tu hijo, ¿quieres descubrirlo?

Una manera divertida de explorar su mundo

Más allá, de únicamente centrar el juego como parte de la inteligencia de los niños, como lo indicaba Piaget, esta actividad es uno de los pilares para que los pequeños aprendan a:

  • Controlar sus impulsos y emociones.
  • Desarrollar sus habilidades y destrezas.
  • Estimular su inteligencia.
  • Afianzar sus relaciones sociales.

El juego es también la forma en que tu hijo puede resolver angustias, confusiones y conflictos, por lo que se convierte en mucho más que únicamente una actividad infantil, como muchos adultos piensan. De hecho, los especialistas emplean en la terapia de niños, muchas técnicas de juego para identificar, prevenir o tratar algún problema infantil.

Observa cómo juega

Basta con que prestes atención al proceso de juego y podrás identificar importantes aspectos de su vida. Observa si tu hijo tiene preferencia por juegos que demanden gran actividad o energía, o más bien, construye entornos pacíficos y sosegados. Los chicos del primer caso, pueden ser explosivos, ruidosos y llenos de actividad, deseosos de actividades que canalicen su energía en resultados. El otro grupo puede sentirse feliz con juegos que exijan mayor atención y concentración.

En todos los casos, identifica, cómo se acerca a los materiales, qué escoge, qué evita. Esto te hablará mucho de sus gustos, preferencias.

¿Cómo reacciona?

La maravilla del juego es que se pueden crear mundos y ambientes tan grandes y diversos como los pequeños deseen. Esto favorece que puedas observar cómo reacciona tu hijo ante diferentes situaciones:

  • ¿Le gusta liderar?
  • ¿Es más cooperativo?
  • ¿Impone sus ideas?
  • ¿Se frustra con facilidad?
  • ¿Es empático?
  • ¿Es extrovertido o introvertido?

En este esquema, puedes darte una idea muy cercana de su personalidad, sus relaciones sociales, su papel en el grupo, qué tan fácil puede integrarse e incluso, la importancia que tienen sus amigos.

¿Qué temas trata?

Las secuencias del juego pueden llevar a escenarios que denotan alegría, soledad, agresión, etc. Así, es sencillo identificar sus intereses y preferencias, al mismo tiempo que sus miedos, preocupaciones o frustraciones. Sin embargo, no esperes que el juego siempre sea de la misma manera, en general, es un espacio donde puede expresar su carga emocional del momento y donde tú puedes ver cómo está viviendo la tristeza o alegría, si se siente deprimido o tiene un gran dolor.

Un estudio que utilizó títeres con niños de entre dos y siete años, demostró que este juego, en particular, y la mayoría de actividades dramáticas, en general, son una proyección de su estado emocional. Donde se sienten libres de expresar los deseos que no se atreven a hacer al descubierto. Aquí, se superan inseguridades y en muchos casos, reluce la verdadera personalidad del niño.

Profundiza tu mirada

Ahora bien, mientras juegas con tu hijo u observas cómo juega, procura “mirarlo” como una persona autónoma, capaz y repleta de posibilidades. ¿Cómo? Primero, asegúrate de ofrecer un entorno atractivo, sin peligros y con materiales adecuados a su etapa de desarrollo. Luego, ¡observa! Sintiendo y pensando como él, sin juzgar, ni dirigir.

Solo así tendrás un panorama real de la personalidad de tu niño. Ya después, se incluirá la guía, el reforzamiento de valores y normas y los estímulos dirigidos que desees inculcar.

El juego de los niños está lleno de significado y abre una ventana para descubrir las inquietudes, expectativas, miedos, personalidad e inclinaciones de tus hijos. Todo lo que no pueden expresar con palabras y que encuentran salida a través de él.

Activar la flexibilidad cognitiva en los niños

Es muy común que durante la crianza de tu hijo con TDAH busques la forma de ayudarlo a manejar sus emociones, mejorar su memoria y fortalecer sus habilidades sociales. Una buena manera de apoyarlo a adaptarse ante nuevos entornos para que pueda tomar mejores decisiones y favorecer su enfoque, es a través del desarrollo de la flexibilidad cognitiva.

¿Qué es la flexibilidad cognitiva?

Esta habilidad contribuye a saber tomar decisiones en situaciones inesperadas. Nos ayuda a manejar en nuestra mente una serie de alternativas y seleccionar la más adecuada o la que nos parece más sensata en ese momento.

¿Te interesa saber más sobre cómo desarrollarla con tu pequeño? Conoce algunos de estos ejercicios que te pueden ser de mucha utilidad para apoyarlo en su crecimiento.

1. Juegos de adivinanzas: Es muy usual que a los chicos les encante este tipo de actividad y en México contamos con una larga lista de divertidas y retadoras adivinanzas que han sido parte de la cultura popular. ¡Opciones te sobrarán!

Además, con este desafío puedes reforzar su memoria a través de incitar a la curiosidad natural con la que cuenta. Llévalo por el camino de descartar posibilidades o pistas, y lo principal, hazlo razonar las características brindadas para llegar a una respuesta correcta.

2. Leer historias: Los cuentos son herramientas útiles para demostrar escenarios variados donde los personajes principales deben tomar decisiones que pueden ser un espejo de situaciones de la vida cotidiana.

Algunos de ellos se crearon enfocados en los pensamientos flexibles, un ejemplo que podrías usar es el de La rama y la flor, del cual hay versiones escritas o videos narrados en la web. Escuchen la historia y después, juntos traten de adaptarla a situaciones de su escuela o amigos, y descubran en equipo qué soluciones podrían tener a los problemas planteados.

Aquí un buen tip es reforzar la participación con incentivos y recompensas. Puedes hacerlo por medio de anotar los avances que realiza, brindarle un postre por completar acciones, empezar una nueva lectura o realizar alguna de sus actividades favoritas.

3. Juego de las sillas: Una tarea que a muchos nos enseñaron en las fiestas desde pequeños fue a jugar mientras la música sonaba y girar en torno a una cantidad de sillas menor a los participantes. En el momento en el que la canción paraba, debías apurarte a elegir un asiento antes que los demás.

¡También la puedes hacer con tu hijo! Es un gran ejemplo de la toma de decisiones rápida, incluso debe poner mucha atención a lo que hacen los demás y concentrarse en la tarea. Y un plus muy bueno es que socializa al mismo tiempo que se divierte y aprende a estar abierto a nuevas ideas en su entorno.

4. Jenga: Seguramente, ubicas muy bien al Jenga o probablemente ya lo hayan jugado con anterioridad debido a su gran popularidad entre los pequeños. Lo que no sabías es que a través de este maravilloso juego, tu hijo puede desarrollar habilidades del pensamiento flexible, así como el control de sus impulsos.

Algunas otras recomendaciones van ligadas con la estrategia y las actividades silenciosas. El ajedrez, los rompecabezas o el cubo Rubik son grandes opciones para resolver problemas a su tiempo y con calma.

Eso sí, no olvides practicar la empatía con tu hijo. Ten paciencia, crea conexiones que le permitan sentirse cómodo ante sus emociones para que pueda calmarse y realizar más actividades contigo.

¿Qué nuevos ejercicios integrarás a la rutina de tu pequeño con trastorno por déficit de atención e hiperactividad? Aprovecha los recursos que te proporcionamos para apoyarlo en la mejora de sus habilidades en su desempeño escolar y familiar.

Qué es y cómo identificar los problemas de aprendizaje en nuestros hijos

Existen múltiples factores que hacen que los niños tengan dificultades para entender o desarrollar ciertas actividades dentro del aula. Detectarlas a tiempo y lo más importante, entenderlas, ayudará al niño a mejorar su calidad de vida. ¿Cómo saber si nuestro hijo sufre de problemas de aprendizaje? y ¿qué hacer al respecto?, se lo explicaremos a continuación.

Los problemas de aprendizaje son una condición que afecta directamente la capacidad de aprender. Esto no hace referencia a la inhabilidad del niño para adquirir conocimientos, o a problemas e insuficiencias intelectuales, todo lo contrario, ésta condición se caracteriza por un ritmo de aprendizaje distinto en el niño, el cual, bajo ciertas circunstancias, requiere de mayor ayuda y más atención.

 

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Las dificultades en el aula se presentan porque el cerebro actúa de manera diferente al momento de adquirir y retener información. De esta manera los problemas de aprendizaje pueden ser múltiples, así como sus causas y sus tratamientos.

 

Un buen diagnóstico ayuda a identificar si su hijo sufre o no de alguna dificultad de aprendizaje.

 

Hay que tener en cuenta que los problemas de aprendizaje pueden ser dificultades o debilidades leves, moderadas o severas, por lo que identificar las causas y llevar a cabo sus tratamientos, harán la diferencia en la calidad de vida del niño.

 

Problema de aprendizaje no es sinónimo de deficiencia intelectual, generalmente los niños que presentan las dificultades, suelen tener una inteligencia normal o superior.

 

Los problemas de aprendizaje más comunes son:

 

Problemas de cálculo (discalculia):

Dificultad para realizar ejercicios matemáticos o para entender el significado del número, haciendo que el niño no razone los conceptos básicos de las matemáticas.

 

Problema de lectoescritura (disgrafía):

Omisión, sustitución o inversión de letras al escribir o leer, falta de fluidez en la lectura, dificultad para escribir claramente o para seguir las mecánicas de la escritura.

 

Problema de lectura (dislexia):

Amplia dificultad para leer, escribir e incluso para hablar. El niño lee sin entender, confunde palabras y no logra decodificar su significado. Aunque sea confundida con la disgrafía, el impacto de la dislexia es más fuerte y es un problema que no desaparece con el tiempo.

 

Inmadurez viso-motriz (dispraxia):

Problema para coordinar la visión con los movimientos del cuerpo. Generalmente dificulta la escritura y la realización de actividades manuales. El niño puede presentar problemas en la ejecución de dictados, alinear números, escribir en tableros o mantener una buena postura.

 

¿Es el trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) un problema de aprendizaje?

Aunque sea muy popular asociar el TDAH a los problemas de aprendizaje específicos, ciertamente no lo es. Muchos de los niños con este trastorno pueden aprender sin dificultades o sin ayudas especializadas. Sin embrago, según los expertos, los niños con TDAH tienen más probabilidades de desarrollar los problemas anteriormente mencionados.

 

Señales y signos para identificar si su hijo sufre de problemas de aprendizaje:

La asociación de dos o más síntomas es una señal de alerta, por lo que se recomienda la atención de un especialista. Dentro de los principales signos se encuentran:

 

  • Problemas para pronunciar.
  • Problemas de concentración.
  • Realización de actividades de manera lenta.
  • Dificultad para aprender el abecedario, los números, los colores o las formas.
  • Dificultad para seguir instrucciones.
  • Problemas para usar adecuadamente los lápices, tijeras u otros elementos de clase.
  • Problemas para hacer relación entre letras, palabras o números.
  • Errores de lectura constantes.
  • Problemas de compresión de lectura.
  • Bajo rendimiento académico.

 

La mayoría de las veces se identifican los síntomas hasta la edad escolar, por lo que brindar una atención temprana de la mano de un neurólogo pediatra, ayudará al niño a superar y a manejar de la mejor manera su problema de aprendizaje.

 

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Si cree que su hijo presenta un problema de aprendizaje, póngase en contacto con especialistas para llevar a cabo un proceso de diagnóstico y tratamiento eficaz. En el Centro de Neurodesarrollo contamos con procesos óptimos para la realización de un acompañamiento constante entre los niños y sus padres, liderado por un neurólogo pediatra.

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