Pediatría y el Sistema Nervioso

PEDIATRÍA Y EL SISTEMA NERVIOSO

Entender las diferentes patologías que pueden afectar de manera directa el desarrollo mental, físico y emocional de nuestros niños, nos ayuda a delimitar planes de acción enfocados en la consolidación de tratamientos y diagnósticos que lo ayuden a él y a su familia a sobrellevar las dificultades que se pueden presentar. Todo esto se hace de la mano de un pediatra especializado en las afectaciones que se pueden dar en el infante. Una de ellas y las que más podrían ralentizar el desarrollo del niño hacen referencia al sistema nervioso.

 

El sistema nervioso es el encargado de recibir, enviar, y permitir la interpretación y la respuesta ante señales provenientes del exterior (el entorno) y del cuerpo mismo. Es decir, se encarga de hacer posible la interacción generalizada del cuerpo, con lo que lo rodea. El sistema es tan importante que su impacto en el desarrollo de la vida del ser humano es amplio y decisorio, ya que de él depende la correcta reacción ante todos estímulos y funcionabilidades de nuestro cuerpo.

 

El sistema nervioso al igual que el resto de nuestro cuerpo es blanco de enfermedades, en este caso las patologías existentes alteran las respuestas inmediatas, así como el control de ciertas reacciones del organismo. Las enfermedades pueden aparecer en cualquier momento, pero es la atención a tiempo lo que hace la diferencia en la magnitud de las consecuencias, en especial cuando éstas se dan a edad temprana.

 

Las enfermedades que afectan al sistema nervioso de los niños son tratadas, evaluadas y diagnosticadas por un neurólogo pediatra, profesional en el conocimiento del comportamiento del sistema nervioso ante problemas físicos y neuronales, en la etapa de desarrollo del mismo.

 

 

¿Qué es un neurólogo pediatra?

 

El neurólogo pediatra es el especialista médico que se encarga de la evaluación, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades específicas del sistema nervioso central (SNC) y periférico (SNP), lo que compone la reacción del cerebro, la médula espinal, los nervios, músculos y los órganos sensoriales como lo son la visión, el olfato, la audición, el gusto y tacto, en recién nacidos, lactantes, niños y jóvenes. Su énfasis se encuentra en el neurodesarrollo, el cual revisa la maduración del sistema nervioso, permitiéndole identificar su nivel de incidencia en las dificultades nerviosas y neurológicas del niño desde la edad temprana y las que puede desarrollar durante su crecimiento.

Enfermedades que trata el neuropediatra

 

El neurólogo pediatra se encarga en primera medida de detectar a tiempo dificultades del sistema nervioso para evitar consecuencias mayores en la vida del niño, así como de tratar las discapacidades que se presenten como consecuencia del sistema a nivel neurológico, neuropsicológico o neuromuscular.

 

Es complejo encontrar las complicaciones primarias en el desarrollo del sistema nervioso, lo que hace que en muchas ocasiones se trabaje sobre la marcha, es decir, cuando ya se han establecido secuelas y patrones de funciones patológicas. Por ello, al momento de reconocer señales inusuales en el niño, es ideal que éste sea revisado y evaluado para determinar los controles necesarios.

 

Dentro de las enfermedades más comunes en los niños a nivel neuronal, se encuentran:

 

  • Problemas de aprendizaje: dificultades en el desarrollo básico de procesos cognitivos y de entendimiento relacionados con el lenguaje, la escritura y los valores numéricos.

 

  • Déficit de atención con hiperactividad (TDAH): trastorno conductual que mantiene al niño en constante actividad y estado de alerta, dándole una incapacidad para mantenerse tranquilo, quieto o en silencio. Así mismo, presenta problemas para seguir normas y para finalizar responsabilidades.

 

  • Problemas conductuales: estados como la hiperactividad, trastorno negativo desafiante, impulsividad, intolerancia y estados de frustración y demás comportamientos que impiden una correcta relación entre el niño y su entorno.

 

  • Retraso de desarrollo: o también determinado como evolución lenta de ciertos procesos físicos, metales y cognitivos. Generalmente estos problemas pueden ser solucionados por medio de una atención temprana.

 

  • Trastorno del desarrollo: estos trastornos suelen ser más problemáticos ya que limitan la evolución del niño y pueden ser variables dependiendo las causas, tiempos de consulta y demás factores determinantes. Las consecuencias de este tipo de trastornos son, por ejemplo, los casos leves de autismo

 

  • Dolor de cabeza: cuando se presenta de manera recurrente y es acompañado de síntomas poco usuales, es necesario prestar atención. Las causas pueden ser variables y pueden representar problemas leves, como tensión o estrés, como también podría ser la señal de lesiones cerebrales o tumores.

 

  • Epilepsia: convulsiones repentinas que limitan la capacidad de realizar cualquier actividad de manera consciente. Es una de las enfermedades más complejas y más populares en México.

 

  • Parálisis cerebral: puede surgir desde el embarazo o en el parto, cuando no llega suficiente oxígeno al cerebro del feto. Sus consecuencias se delimitan por el tiempo y la intensidad de dicha falta, por lo que las secuelas pueden afectar el movimiento de diferentes partes del cuerpo.

 

¿Cuándo un niño podría ser considerado de alto riesgo?

 

Factores de riesgo biológico:

 

  • Peso al nacer igual o inferior a los 1500 gramos.
  • Edad gestacional de 35 semanas.
  • Asfixia perinatal menos de 4 puntos a los 5 minutos.
  • Relación de peso en la edad gestacional, por debajo del percentil.
  • Dificultad respiratoria que haya necesitado de ventilación asistida.
  • Presentación de hemorragia intracraneana.
  • Crisis convulsivas en edad neonatal.

 

Señales de alerta:

 

Cuando el niño presenta algunos de los siguientes síntomas, lo mejor y más recomendable es que visite a un profesional. Recuerde que, si se revisa de manera temprana las dificultades del sistema nervioso, podrían minimizarse los factores de riesgo y las secuelas de alto impacto en el niño.

 

Por lo tanto, consulte a su médico si:

 

  • Presenta dificultad para mantenerse despierto o en alerta.
  • Cuando su llanto o succión es débil.
  • Cuando se mantiene irritable.
  • Si está en extremos duales entre pobre o exagerada reacción a los estímulos.
  • Cuando mantiene la mirada distraída o nulidad de contacto visual.
  • Cuando reacciona de manera anormal a ciertos sonidos.
  • Si presenta hipoactividad.
  • Si mantiene la cabeza y el cuello inclinados a un mismo lado.
  • Cuando presente tono muscular disminuido.
  • Si posee una postura arqueada por incremento en el tono axial.
  • Si padece de convulsiones con o sin fiebre.
  • Si sufre de desmayos súbitos.
  • Cuando presente dificultades conductuales.
  • Si tiene dificultades para mantener o conciliar el sueño.
  • Si presenta episodios de cianosis, es decir, cuando el niño llora persistentemente, se priva y toma una coloración violácea (espasmo del sollozo).

 

Criterios médicos:

 

  • Infantes con micro o macrocefalia (crecimiento anormal del cráneo).
  • Rasgos faciales que pueden ser relacionados con enfermedades cromosómicas.
  • Manchas en la piel o pigmentación inadecuada (enfermedad neurocutánea).
  • Lunares y hoyuelos en la parte posterior de la espalda, a nivel lumbosacro.
  • Movimiento asincrónico de los ojos.
  • Ausencia de reflejos o extensión de los mismos durante cierta edad.
  • Asimetría en la postura.
  • Retardo en el desarrollo psicomotor.
  • Conductas repetitivas de las manos.
Menú
Servicios