ESQUIZOFRENIA
La Esquizofrenia es un trastorno con distorsión del pensamiento y sentimientos de una forma total. El paciente comienza a sentir, pensar y hablar de forma muy diferente, con actitud extraña, aislada; evita salir con amigos, duerme poco o demasiado; habla solo o se ríe sin motivo aparente; no puede explicar lo que le está sucediendo, pero no pide ayuda ni se quejará. En general, no acepta tomar medicación ni acudir al especialista. Los síntomas son en principio subjetivos y son de dos tipos: positivos y negativos.
SÍNTOMAS POSITIVOS: (psicóticos)
Alucinaciones: El enfermo no reconoce que surgen únicamente de sus vivencias interiores. Pueden ser de tipo: auditivo, táctil, visual, gustativo y olfativo.
Delirio: Es una convicción errónea de origen patológico a pesar de darle razones contrarias y sensatas. El paciente ve el delirio como la única realidad válida, aunque sus elementos sean contrarios a las leyes de la lógica. El confrontarla produce desesperanza que puede llegar a producir intentos de suicidio. Tipos de delirio: persecución, de culpa, de grandeza, religioso, somático, de referencia.
Trastornos del pensamiento: Relatan que han perdido control sobre sus pensamientos. Que le han sido sustraídos, impuestos o que son dirigido por extraños poderes o fuerzas.
Trastornos del lenguaje: descarrilamiento, tangencialidad, ilogicalidad, presión del habla, distraibilidad.
Trastornos de los sentimientos: angustia, excitabilidad
Trastornos vegetativos: insomnio, palpitaciones, sudores, mareos, trastornos gastro-intestinales, trastornos respiratorios
Trastornos de la motricidad: comportamiento, agresivo y/o agitado, inquietud corporal, movimientos extraños y absurdos, conducta repetitiva.
SÍNTOMAS NEGATIVOS:
Aparecen antes de las alucinaciones y los delirios y perduran después de un brote crítico. Son cosas que el paciente deja de hacer, como pensar con fluidez y con lógica, experimentar sentimientos hacia otras personas, tener voluntad para levantarse cada día. Se suelen confundir como signos de pereza o de mal comportamiento. Denota apatía, falta de energía, falta de placer, insociabilidad, etc.
Los síntomas negativos afectan todos los ámbitos: social, laboral y familiar. Pueden quedarse después de desaparecer los positivos como en la fase residual de la enfermedad. Sin embargo, una tercera parte de los enfermos no tienen estos impedimentos o síntomas, o muy leves.
Pobreza afectiva: Empobrecimiento de emociones y sentimientos. Expresión facial inmutable.
Incongruencia afectiva: Afecto inapropiado. Ríe o sonríe con temas serios o graves. Muestra una risa tonta, Hay ausencia de inflexiones vocales; el habla tiene una calidad monótona sin enfatizar las palabras importantes.
Movimientos espontáneos disminuidos. No usa las manos para expresarse, permanece inmóvil y sentado. Escaso contacto visual, mirada extraviada.
Alogia: Empobrecimiento del pensamiento y de la cognición. Pobreza del lenguaje espontáneo, respuestas breves y casi sin información adicional. Pobreza del contenido del lenguaje, es vago repetitivo y estereotipado. Bloqueo: interrupción del lenguaje antes de que un pensamiento o idea haya sido completado. No puede recordar lo que estaba diciendo o lo que quería decir. Latencia de respuesta: tarda más tiempo en responder a la pregunta.
Abulia –Apatía: Falta de energía, de impulso, de interés. Es crónica y no se acompaña de afecto triste. Hay problemas con el aseo y la higiene, falta de persistencia en el trabajo, escuela o cualquier otra tarea; sentimiento de cansancio, lentitud; propensión al agotamiento físico y mental.
Anhedonia – insociabilidad: Dificultad para experimentar interés o placer por las cosas normalmente placenteras. Sin pasatiempos o interés sexual. Incapacidad para crear relaciones próximas e intimas.
Problemas cognitivos de la atención: Concentración alterada. Se distrae en medio de una actividad o conversación, se le va la mirada, le interesa poco el tema.
TIPOS DE ESQUIZOFRENIA
Es un intento de sistematizar el diagnóstico, pero en general, los casos se presentan con cuadros mixtos.
Esquizofrenia paranoide: Predominan las ideas delirantes y alucinaciones auditivas. Suele iniciarse entre los 20 y 30 años, pero es la de mejor pronóstico bajo tratamiento.
Esquizofrenia catatónica: Predominan los trastornos del movimiento. Destaca el “estupor catatónico” o rigidez cérea. El paciente tiene la conciencia despierta, pero no reacciona a los intentos de comunicarse con él. Su rostro permanece inmóvil e inexpresivo, e incluso fuertes estímulos de dolor pueden no provocar reacción alguna. Pueden llegar a no hablar, ni comer, ni beber durante periodos largos poniendo en peligro su vida. Sin embargo en su interior hay tormentas de sentimientos, que solo se manifiestan con aceleración del pulso. Se aprecian repeticiones constantes de algún movimiento (automatismo) y muecas grotescas. El pronóstico puede ser malo.
Esquizofrenia desorganizada o hebefrénica: Hay afecto absurdo, inapropiado. Risa fuera de contexto, conducta infantil, humor absurdo, desinhibición de sentimientos, comportamientos extraños, muecas, falta de interés o de participación. A veces, alucinaciones y delirios. Suele comenzar en la pubertad (esquizofrenia juvenil), y a veces en la infancia (psicosis infantil). Hay descuido personal, conductas solitarias. De pronóstico malo por la inmadurez de la personalidad al inicio de la enfermedad.
Esquizofrenia indiferenciada: No predomina un síntoma concreto, y mezcla síntomas de las anteriores.
Esquizofrenia residual: Hubo uno o más episodios previos. Se evidencian los síntomas negativos.
CURSO DE LA ENFERMEDAD
Puede presentarse como un episodio psicótico único, o mantenerse por tiempo prolongado o repetirse en el curso del tiempo.
Fase prodrómica: Manifestaciones antes de la enfermedad, a veces en la niñez. Pueden ser jóvenes solitarios, callados, de rendimiento bajo. Muestran tensión y nerviosismo, mal apetito o desorganización en las comidas, poca concentración, dificultad en dormir, poco disfrute de las cosas, mala memoria, depresión y tristeza, preocupaciones raras, se aleja de sus amistades, piensa que se ríen o hablan mal de él, hay pérdida de interés en las cosas, malestar sin motivo claro, agitación o emociones extrañas, se siente inútil.
Fase activa: Son llamados brotes o crisis. Los síntomas son de tipo positivo. La familia entonces busca ayuda. Pueden brotar repentinamente y desarrollar el cuadro completo en unos días, o muy lentamente y de forma desapercibida. La duración varía desde unas semanas hasta un año o más. Los intervalos entre brotes oscilan entre meses y varios años.
Fase residual: Los síntomas negativos llegan a su máximo y el deterioro personal, social y laboral puede ser grave.
Evolución. Teoría de los tres tercios: 1/3 se recupera, 1/3 tiene limitaciones después de un brote, 1/3 cursa grave la enfermedad y no puede vivir de forma autónoma.
TRATAMIENTO
Farmacológico, en base a los antipsicóticos que controlan los síntomas activos, pero es necesario apoyar con tratamiento psicosocial (psicológico, ocupacional y social) que busca la reintegración en la sociedad y la normalización en la vida del paciente.
Los antipsicóticos o neurolépticos son eficaces en el tratamiento agudo de los síntomas psicóticos y en las recaídas. Provienen de cinco familias químicas pero todos ofrecen los mismos efectos terapéuticos. La esquizofrenia resulta de alteraciones del metabolismo cerebral con un funcionamiento excesivo de la dopamina. Los antipsicóticos típicos bloquean ese efecto excesivo de la dopamina y regresan el equilibrio al el metabolismo cerebral. Presentan, sin embargo, efectos colaterales de variada intensidad. Los antipsicóticos atípicos, más modernos, tienen efecto mayor sobre la serotonina y producen menos efectos secundarios. La selección depende del cuadro clínico.
El efecto de los antipsicóticos es tranquilizante ante la inquietud motora, conductas agresivas y tensiones interiores. Las alucinaciones, delirios y trastornos de la percepción prácticamente desaparecen con los fármacos. El tratamiento de mantenimiento es crucial para la reinserción social del paciente. Los neurolépticos de depósito o inyectables, se inyectan en el glúteo y actúan a lo largo de muchos días mejorando el apego al tratamiento.
Los enfermos responden de manera muy diversa al tratamiento; los efectos secundarios serán más o menos importantes en cada uno. En la primera fase pueden aparecer cansancio, sequedad de boca, mareos, aturdimiento, trastornos circulatorios y de la vista, estreñimiento y dificultades para orinar.
Más adelante, pueden presentarse espasmos musculares, síndrome de Parkinson, acatisia, discinesias tardías, aumento de la sensibilidad a la luz solar, aumento de peso, y disminución o excitación sexual constantes. En las mujeres puede llevar a menstruaciones irregulares o amenorreas.
Se apoya con correctores de tales efectos, así como antidepresivos, ansiolíticos y estabilizadores del humor.
REHABILITACIÓN PSICOSOCIAL
Se proporcionará la ayuda que requiere la persona para su desempeño psicosocial. El soporte terapéutico implica actividad programada, vigilar la toma de medicamentos, trabajo o al menos una ocupación, vivienda apropiada, conservación de las relaciones interpersonales y afectivas. Desde la autoridad de salubridad, se deberá fomentar la consideración social y la utilización de recursos comunitarios en programas de apoyo, trabajando con el enfermo en su contexto familiar, entrenando las habilidades que le permitan una mayor autonomía e integración social, y mejorando la calidad de vida del enfermo y de su entorno social y familiar.
Además se hará énfasis en la educación familiar respecto a la patología del enfermo, signos de alarma, vigilancia de tratamiento y evolución, mejora de la comunicación y apoyo a los afectados secundarios (pareja, familia, etc.). Se reeduca al paciente en recuperar habilidades sociales como jugar, trabajar en equipo, conversar, aceptar críticas y sugerencias, etc. Se incluirá educación en prevención de salud, cubriendo áreas como la sexualidad, alimentación, sueño, prevención de la ansiedad, autoestima y autoimagen y capacidades cognitivas. Se harán evaluaciones periódicas de sus objetivos y logros.
En la vida diaria se enfatiza, junto a la familia, en el cuidado personal, actividades domésticas y orientación cultural familiar. Respecto a la actividad personal, se enfatizará en reeducarle a realizar los trámites de la vida diaria, favorecer su orientación a la realidad social, cultural, deportiva, política, y enseñarle recursos para buscar empleo.
Se estimulará la actividad deportiva estructurada, con técnicas de coordinación, trabajo en grupo, aseo e higiene.
En el ámbito público, privado o familiar se procurarán prestaciones socioeconómicas y sanitarias, formación laboral, alternativas de vivienda, uso del tiempo libre, educación del enfermo, ocupación y se organizará una red de apoyos en los diferentes ámbitos mencionados (psiquiatra, psicólogo, trabajador social, médico, entrenador deportivo, capacitador y vigilancia laboral, terapista laboral, instructor de oficios, de pasatiempos, etc.) Con todo, siempre hay una esperanza de mejoría y re-encaminamiento social, físico, mental, anímico y espiritual, tanto en el paciente como en su familia. Todo depende de la voluntad de hacerlo.