Tener problemas a la hora de descansar puede resultar agotador y desgastante para cualquier persona. Es por ello que detectar el origen de la falta de sueño reparador puede ser una alternativa para controlarlo: hacerse una polisomnografía puede ser útil. También conocida como estudio del sueño, esta prueba está recomendada cuando una persona sufre trastornos para descansar por apnea del sueño, cansancio inexplicable, trastornos de narcolepsia, somnolencia frecuente y ataques de sueño repentino durante el día.
Por ejemplo, si la persona constantemente tiene problemas al dormir o sufre de insomnio crónico, los médicos pueden recomendar hacerse dicha prueba para determinar los factores internos o externos que puedan estar afectando el sueño.
¿Qué es el estudio del sueño?
Es una prueba diagnóstica que puede detectar trastornos del sueño o síndrome de apnea obstructiva. Con este procedimiento, los especialistas del sueño pueden corroborar la afectación del descanso del paciente y hacer algo para controlarlo.
Insomnio durante el aislamiento
El insomnio fue el efecto secundario de la pandemia, y las estadísticas lo revelan: en Grecia, el 40 % de las personas encuestadas aseguraron tener insomnio a causa del aislamiento. Jóvenes, personas de la tercera edad y hasta los niños se vieron afectados.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirman que dormir menos de 6 horas es negativo para el funcionamiento adecuado del cuerpo, ya que los procesos vitales de reparación son más efectivos cuando una persona tiene sueño de calidad de 8 horas o más. El aislamiento obligatorio afectó el descanso de muchos, en todo el mundo.
Pasos para evaluar el trastorno del sueño
- Usualmente, llevan al paciente a un centro especial del sueño y se le pide que esté en el lugar con dos horas de anticipación.
- El experto colocará unos electrodos, que toman puntos del cuero cabelludo, el mentón y el borde extremo de los párpados.
- Los electrodos registrarán señales, antes, durante y después del sueño, datos como el tiempo en que se demora en dormir, el tiempo que el paciente se tarda en llegar al sueño reparador y los movimientos involuntarios en el cuerpo.
- Durante la noche del procedimiento, el sueño será vigilado, la frecuencia cardíaca y respiratoria será registrada para determinar que todo esté bien y que no exista un problema fisiológico.
El resultado del estudio del sueño puede determinar qué trastorno del sueño sufre el paciente y así se podrá aplicar el tratamiento correspondiente para lograr un buen descanso.
Los expertos aseguran que existen dos tipos de sueño, el sueño con movimientos oculares rápidos y el sueño sin movimiento oculares. Cada uno de ellos puede generar un descanso intermitente o nulo a la persona.
- El NREM, sueño sin movimientos oculares: Es el primer sueño al que las personas sucumben, y tiene tres etapas, que van del sueño más superficial al más profundo. Es el tipo de sueño que representa el 75 % del sueño de los adultos. Los músculos se relajan, la respiración se ralentiza y, si se despierta, genera la sensación de que pasó muy poco tiempo, cuando no es así.
- El REM, sueño con movimientos oculares: Es el segundo tipo de sueño, se genera cuando ya se cumplió el ciclo del NREM y es la etapa donde ocurren los sueños vívidos. Es bastante común entre los recién nacidos. Los científicos consideran que esta etapa del sueño brinda el mejor descanso, a pesar de que los cerebros se mantienen bastante activos, por eso le llaman sueño paradójico.
Es bueno tener en cuenta que dormir 8 horas quizás no sea garantía de un descanso adecuado: la calidad del sueño debe ser óptima para que el cuerpo encuentre energía y obtenga un estado de alerta necesario para el funcionamiento adecuado.