Conoce los síntomas de la migraña vestibular

La migraña vestibular es un trastorno que combina el dolor de cabeza punzante o cefalea con síntomas vestibulares y audiológicos como el vértigo, es decir, que en esta forma de migraña los síntomas principales se relacionan con mareos, con el sistema de equilibrio y el control espacial. Este problema afecta al 1% de la población y posiblemente a más debido a que muchos casos no son diagnosticados.

 

Aunque esta enfermedad se muestra en dos síntomas muy claros, que son el dolor de cabeza y los mareos, están más presentes los segundos, siendo el vértigo el síntoma más recurrente.

 

Entre otros síntomas de la migraña vestibular encontramos los dolores de oído y los trastornos en músculos que comprenden la capacidad motriz de los ojos. La migraña vestibular tiene síntomas muy parecidos al Síndrome de Méniere, por lo que dificulta el diagnóstico y por ende, el tratamiento a seguir.

 

¿Qué síntomas presenta una persona que tiene migraña vestibular?

 

Los síntomas de esta enfermedad son similares a los de una migraña común, salvo por los síntomas relacionados con el equilibrio, tales como: el vértigo, siendo este su principal síntoma. El mareo es el otro síntoma significativo de esta afección, el cual provoca sensación de inestabilidad y de inseguridad en el espacio donde nos encontramos, dolor cuando se mueve la cabeza de manera brusca para cualquier lado, fotofobia o sensibilidad a la luz, sensibilidad a los ruidos, y muchas veces visión borrosa.

 

En algunos casos el paciente siente un sonido agudo o zumbido en los oídos, desequilibro ante los movimientos rápidos, además los pacientes que padecen este tipo de migraña pueden tener dificultades para concentrarse y problemas de memoria, a corto y largo plazo.

 

El paciente con esta dolencia no puede realizar actividades comunes como leer dentro de un automóvil en movimiento, ya que sentirá opresión sobre las sienes y tensión en la nuca. Como consecuencia a los síntomas del equilibrio, la persona podrá desarrollar ansiedad, crisis de pánico debido a la desorientación, episodios de depresión cuando ve que el problema no desaparece y niveles altos de estrés. Por lo tanto, un deterioro en la calidad de vida, en sus relaciones laborales, familiares, sociales, llegando incluso a evitar los espacios públicos.

 

Esta afección afecta más a mujeres que a hombres, se presenta entre los trece y treinta años.

 

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¿Cómo se trata una migraña vestibular o migraña del equilibrio?

 

Esta enfermedad debe ser abordada clínicamente con una combinación de pruebas vestibulares y tratamiento médico específico. Puesto que los síntomas se asemejan a síntomas de otras migrañas o afecciones, es recomendable que el médico que de el diagnostico sea especializado en otoneurología.

 

Por lo general el tratamiento incluye medicamentos, rehabilitación vestibular, y cambios en el estilo de vida de los pacientes: dieta, calidad de sueño y manejo del estrés.

 

Como primera medida se debe buscar el alivio de la cefalea o dolor de cabeza, haciendo lo posible por reducir el número de episodios diarios. Los medicamentos más usados son los que incluyen betabloqueadores, neuromoduladores, anticonvulcionantes y antidepresivos.

 

Algunos especialistas tratan al paciente con métodos no farmacológicos, haciendo rehabilitación vestibular, con los que se busca reducir los síntomas que traen consigo la migraña. A grandes rasgos este método conlleva un conjunto de ejercicios y técnicas que ayudan a mejorar los reflejos vestíbulo oculares y a estabilizar la mirada.

 

A manera de conclusión, es recomendable motivar a los pacientes que padecen este tipo de migraña para que modifiquen algunos hábitos en su estilo de vida; Haciendo una notable disminución del trabajo, aumentando la cantidad de ejercicio diario, cambiando drásticamente sus hábitos alimenticios, evitando los alimentos de sabores u olores muy fuertes, condimentados, o de difícil digestión. En definitiva, trabajar en actividades que despejen nuestra mente y nos mantengan relajados.

Tratamiento farmacológico para los niños con TDAH

Existen dos terapias que han demostrado científicamente excelentes resultados para el TDAH: la terapia conductual y la terapia cognitiva.

 

El TDAH o trastorno de déficit de atención e hiperactividad, es un trastorno de carácter neurobiológico que aparece en la infancia y que se manifiesta en un patrón de déficit de atención, hiperactividad e impulsividad.  Para que el especialista pueda diagnosticar este trastorno al paciente debe presentar los siguientes síntomas:

 

  • Se debe presentar antes de los doce años.
  • Se presenta con una intensidad anormal respecto a la etapa del desarrollo del niño.
  • Que interfieran de forma negativa en el niño en más de dos áreas de su vida: familiar, escolar, social, etc.
  • No tener ninguna otra injerencia médica: algún medicamento u otro problema psiquiátrico.

 

Los síntomas mencionados anteriormente son independientes, es decir, que el paciente diagnosticado con TDAH no necesariamente puede presentar todos los síntomas, con uno solo basta para ser diagnosticado con la enfermedad. No todos los síntomas de manifiestan con la misma intensidad.

 

Veamos ahora, las tres terapias para el TDAH más frecuentes:

 

Terapia conductual: Analiza los factores que provocan que el comportamiento del paciente sea inadecuado, se determinan las conductas que se deben intervenir y se crea un plan para transformar estas conductas.

 

Terapia cognitiva: Pretende identificar cuál de los procesos cognitivos (aprendizaje, memoria, toma de decisiones) está generando el problema y se encarga de cambiar estos procesos por los adecuados.

 

Terapia con medicamentos: Existe también el tratamiento con medicamentos, este puede ser una manera eficaz de manejar los síntomas. Hay varios tipos de medicamentos para tratar el TDAH en los niños:

 

Estimulantes: Son los más conocidos y más utilizados, ayudan a los niños a enfocar sus pensamientos mejor, evitando las distracciones, esto se manifiesta con mayor atención y mejoría en el comportamiento.  Se pueden utilizar solos o combinados con el tratamiento TDAH conductual.

 

Entre estos medicamentos podemos encontrar los que son a corto plazo como: El adderal y el ritalin, que tienen una duración entre tres y seis horas; Los de acción intermedia como: El metadate CD o el ritalin LA, de duración entre seis u ocho horas; y los de acción prolongada, como: el Adderal-XR o el focalin-XR, que dura entre ocho y doce horas. Estos medicamentos tienen efectos inmediatos.

 

Los medicamentos estimulantes pueden causar efectos secundarios como: disminución del apetito, problemas del sueño, aislamiento social. Entre los efectos no comunes encontramos: tics, pequeños retrasos en el crecimiento, comportamiento extraño e irritabilidad.

 

No estimulantes: Cuando los estimulantes no funcionan o causan efectos secundarios se pueden usar medicamentos no estimulantes, tales como: el Intuniv, kapvay o strattera, la duración esta entre doce y veinticuatro horas y no funcionan tan rápido como los estimulantes.

 

Tener en cuenta que los medicamentos afectan a cada niño de manera diferente, pueden responder bien a un medicamento pero ser afectados por otros. Es necesario que el médico pruebe un medicamento u otro, así como las dosis apropiadas según cada caso.

 

Conozca sobre: ¿Cómo diagnosticar el TDAH?

 

Algunos datos sobre el TDAH:

  • El TDAH es el trastorno infantil más frecuente, por encima de la bipolaridad y la esquizofrenia.
  • Este trastorno afecta a más de 5% de los niños en el mundo.
  • Es más frecuente en los niños que en las niñas, por cada dos niños una niña lo padece.
  • Un paciente con TDAH tiene de seis a siete veces más probabilidades de tener otro trastorno psiquiátrico.
  • El TDAH tiene un nivel de heredabilidad del 76%, es decir, que los factores vinculados están relacionado con los genes.

 

A pesar de que el porcentaje que presenta la enfermedad es alto, existe mucho desconocimiento de la sociedad sobre el trastorno, esta falta de conocimiento tiene consecuencias graves en los pacientes, sus familiares y quienes los rodean, puesto que causa insensibilidad, falta de consideración y estigma.

 

Por último, hay que tener en consideración la participación de los padres en el tratamiento de la enfermedad, ya que deben enseñar y guiar a sus hijos fortaleciendo las habilidades que ya tienen en el acompañamiento de la enfermedad y el debido tratamiento. Por ello, deben capacitarse en terapia conductual para padres con hijos que padecen el trastorno.

 

Antes de creer que nuestros hijos padecen el trastorno, se debe consultar siempre y cuanto antes a un especialista que sepa evaluar los síntomas y dar un tratamiento adecuado y seguro, siendo los niños pacientes que requieren atención prioritaria.

¿Cuál es la causa de los ataques epilépticos?

La epilepsia es una afección neurológica, dado que tiene su origen en cambios breves y repentinos en el funcionamiento del cerebro. No es contagiosa ni es la consecuencia o síntoma de ninguna enfermedad o retraso mental. Esto no significa que una persona con retraso mental no la pueda padecer, pero no implica necesariamente que tenga que ver con el retraso.

 

En resumidas palabras, la epilepsia es un trastorno que se provoca por el aumento de la actividad eléctrica de las neuronas en alguna zona del cerebro. La persona afectada sufre lo que se conoce comúnmente como un “ataque epiléptico” que es una serie de convulsiones o movimientos corporales incontrolados de forma repetitiva.

 

El 25% de los pacientes afectados sufre de epilepsia farmacorresistente;  lo que traduce en resistencia a los medicamentos para controlarla. En estos casos se recurre a intervención quirúrgica.

 

La enfermedad aparece comúnmente entre los dos y catorce años de edad. Aunque puede presentarse en cualquier momento, sin tener en cuenta el sexo o el género. Algunas personas que sufren epilepsia tienen una cantidad más alta de neurotransmisores activos, un neurotransmisor es la sustancia encargada de conducir el impulso nervioso entre las neuronas. Esto genera un incremento en la actividad neuronal. En otros casos lo que causa la epilepsia tiene que ver con una cantidad baja de inhibidores de dichos transmisores, lo cual también aumenta la actividad neuronal.

 

En definitiva, cualquier cosa que impida o distorsione el patrón de la actividad neuronal normal puede llevar a la aparición de una crisis epiléptica.

 

Esta enfermedad tiene muchas causas posibles, entre las que destacamos las siguientes:

 

Predisposición hereditaria:

El riesgo de padecer ataques epilépticos aumenta si uno de los padres ha sufrido la enfermedad. Actualmente se desconoce dónde está localizado el gen responsable de las crisis convulsivas.

 

 

Lesión cerebral:

El cerebro es vulnerable a sufrir lesiones durante el embarazo, en el nacimiento o más adelante. Estas lesiones pueden presentarse debido a tumores cerebrales, drogas, alcoholismo, meningitis, sida, alzheimer, etc. Todo esto debido a que hay una alteración en el funcionamiento normal del cerebro.

Las enfermedades cardiovasculares, los ataques del corazón y los infartos, también pueden ser causantes, ya que impiden que llegue oxígeno al cerebro.

 

 

Traumatismo craneal:

Sucede a consecuencia de un accidente, o de otra lesión traumática.

 

 

Lesión prenatal:

Los bebés que aún se encuentran en etapa de gestación son proclives a un daño en el cerebro causado por: una infección adquirida por la madre, desnutrición o deficiencia de oxígeno.

 

 

Trastornos en el desarrollo:

La epilepsia es causada en algunos casos por trastornos del desarrollo, como autismo o neurofibromatosis.

 

 

Se estima que en el mundo entero hay cerca de cincuenta millones de personas que padecen epilepsia.

 

 

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La corteza cerebral es la principal afectada ante una crisis epiléptica, debido a que la corteza cerebral ampara las funciones cerebrales que requieren nuestra voluntad, como por ejemplo: hablar, entender, pensar, memorizar, mover los músculos, prestar atención, etc.  Y es la que recibe información de los órganos de la visión, el oído, el tacto, el olfato y el gusto.

 

En el momento de sufrir una crisis epiléptica se afectan varias de estas funciones, por esta razón los síntomas durante una crisis varían. Las crisis tienen una duración breve, menos de dos minutos, a veces solo unos segundos.

 

Inmediatamente después de una crisis epiléptica, las neuronas afectadas pierden temporalmente su función, pues durante el ataque consumen toda su energía. Por ello, luego de cada crisis los pacientes suelen encontrarse cansados, con sueño, con debilidad en el cuerpo o con dificultad para comunicarse verbalmente durante minutos u horas.

 

En el momento de los ataques epilépticos la persona se desploma y pasa por un episodio de  conmoción o alguna otra consecuencia, como la perdida de la consciencia. Por ello, si ha llegado a experimentar más de dos convulsiones es importante que acuda a un especialista para que determine el tratamiento a seguir.

 

5 Consecuencias de padecer la apnea del sueño

El ronquido es un problema muy frecuente. Entre el 25% y el 40% de la población alguna vez ha roncado o lo habrá visto en alguien cercano. El problema del ronquido es más molesto para el acompañante que para el que lo padece, puede acompañarse de paradas respiratorias, lo que se conoce como apneas. En esas paradas respiratorias pueden producirse bajadas de oxígeno, y eso lleva a pequeños despertares. Estos pequeños despertares pueden alterar la calidad del sueño y producir unos síntomas característicos.

 

¿Qué síntomas padece quien tiene una apnea del sueño?

 

La repetición de estas paradas respiratorias puede desencadenar en hipertensión arterial y a largo plazo aumentar la incidencia de problemas cardiacos o cerebrales: infartos o trombosis cerebrales a muy largo plazo. Por lo tanto, si usted o una persona cercana ronca mucho, si ha visto que tiene paradas respiratorias, y especialmente si tiene somnolencia durante el día, es importante que consulte con su médico, para que este valore la conveniencia de hacer un estudio del sueño.

 

¿En qué consiste el estudio del sueño?

 

Consiste en evaluar como duerme el paciente, eso se hace poniendo una pequeña sonda en la nariz, unas bandas torácicas y abdominales, una luz que actúa como un medidor de oxígeno, y por último se debe grabar toda la noche. Con esto el medico puede ver si el paciente respira normalmente, si tiene paradas respiratorias y bajadas de oxígeno.

 

Una vez el médico revisa el estudio le puede decir si su problema es que tiene muchos ronquidos y pocas apneas, en cuyo caso se pueden seguir los consejos del médico que son sencillos: bajar de peso, ya que el sobrepeso es una causa importante de los ronquidos, también le dirá que duerma de lado en vez de boca arriba, le indicará que no tome tranquilizantes ni alcohol antes de dormir y, por último, si tiene un problema nasal hay que corregirlo, la nariz debe estar despejada.

 

Por otro lado, si el médico encuentra que hay muchas apneas, le explicará que hay que tratarlo con inmediatez, ya que de lo contrario puede presentar consecuencias graves y poner en riesgo su salud.

 

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Veamos ahora, cuales son las consecuencias de padecer apnea del sueño:

 

  1. Deterioro en la calidad del sueño: Esto se traduce en somnolencia durante el día, especialmente en situaciones monótonas, mirando televisión, descansando, etc. Podemos estar adormecidos en cualquier actividad: mientras trabajamos o conducimos, lo que aumenta el riesgo de accidentes de tránsito.
  2. Causal de importantes enfermedades: Desde un leve dolor de cabeza al despertarse, resequedad en la boca, hasta el aumento de riesgo de enfermedades, como: hipertensión arterial (Un poco más del 40% de los pacientes con apnea sufren hipertensión) Incremento de angina de pecho y riesgo de infartos, presión alta, derrames cerebrales, diabetes, etc.
  3. Cambios en el estado de ánimo: irritabilidad, depresión, alteraciones en el rendimiento o pérdidas de la capacidad de concentración y de memoria.
  4. Pérdida de concentración: Una sola noche sin un sueño de calidad hará que el rendimiento disminuya y cueste concentrarte, incluso para realizar las tareas más sencillas. Poco a poco se ira asimilando el malestar mental como un estado normal, cuando no lo es.
  5. Disminución en el rendimiento intelectual: Quien lo padece se despierta con la sensación de o haber descansado, aun si no recuerda haberse despertado por la noche.

 

Este problema aumenta con la edad, aparece más en personas mayores de cincuenta años, se presenta más en hombres que en mujeres y en una gran parte de la población que padece obesidad.

 

De no seguirse el tratamiento cuando el médico nos lo indica, puede producir a lo largo de los años, consecuencias graves en la salud y hasta la muerte.

 

 

¿En qué consisten los tratamientos para la ansiedad?

Un tratamiento para la ansiedad es un conjunto de medios que se utilizan para tratar la enfermedad, llegar a la esencia de lo que desconocemos de la misma y transformarla.

 

Ahora bien, revisemos el concepto de ansiedad:

 

La ansiedad es una emoción como lo son la alegría, la tristeza, o el miedo. Aparece de manera automática como una reacción ante situaciones de cambio, cuando enfrentamos un escenario difícil o al sentirnos preocupados. La podemos experimentar en distintas situaciones y con distinta intensidad a lo largo de nuestra vida. En algunos casos, más allá de ser una reacción normal llega a ser una respuesta adaptativa, debido a que consigue que nuestro cuerpo y nuestra mente este en constante estado de alerta en la cual tomar decisiones o estar pendiente de los detalles sea más difícil.

 

La reacción ante los eventos de la vida anteriormente mencionados es más sencilla si los niveles de ansiedad son moderados, no obstante, hay ocasiones en los que la ansiedad o bien aparece con mucha frecuencia o bien aparece con mucha intensidad, llegando a bloquear directamente a la persona.

 

En tales casos efectivamente podemos estar ante un problema de ansiedad y esto puede generar un gran malestar en la persona que lo experimenta.

 

Algunas veces la ansiedad aparece como un síntoma aislado, pero en otras la ansiedad es el factor común de otros trastornos, por ejemplo, las fobias de todo tipo. La ansiedad también es el síntoma principal cuando se trata de un problema de pensamiento obsesivo compulsivo o los problemas de timidez.

 

En el caso de la ansiedad generalizada en el que la persona tiene muchas preocupaciones que son insistentes en su cabeza, existe el recurso farmacológico, siendo muy útil y muy interesante, pero también es verdad que en otros tantos los fármacos no ayudan a enfrentarse al problema y no lo soluciona, siendo además altamente peligroso para el paciente, debido a que desencadena muchas veces en una adicción poco favorable para tratar el problema de raíz.

 

En líneas generales y una vez que se ha llevado a cabo un proceso de evaluación en el que efectivamente se determina que estamos ante un problema de ansiedad, hay tratamientos o procedimientos que se pueden seguir, siempre y cuando sean indicados por el especialista.

 

A continuación, veremos los tratamientos más comunes para tratar la ansiedad:

 

  • Tratamiento psicofarmacológico: Actúa químicamente sobre los sistemas de neurotransmisión tratando de regular la actividad de determinadas áreas del sistema nervioso implicadas en el trastorno a tratar, en este caso: la ansiedad.

 

Para el tratamiento de la ansiedad se emplean dos tipos de fármacos: los ansiolíticos y los antidepresivos. Los ansiolíticos producen un efecto tranquilizante, actúan reduciendo los síntomas de ansiedad en cuestión de minutos y disminuyendo tanto la intensidad como la frecuencia de los episodios de angustia.

Los antidepresivos reestablecen las funciones primordiales de los neurotransmisores, de manera que, aunque no resolveremos nuestros problemas si tenemos una oportunidad de observar la realidad desde otro punto de vista más objetivo y sereno para tomar después las decisiones más apropiadas.

 

No olvidemos que el tratamiento psicofarmacológico tiene como la mayoría de tratamientos algunas contraindicaciones, tales como: alteraciones en la concentración y de atención, náuseas, dolores de cabeza, incremento transitorio de la ansiedad y dependencia.

 

  • Psicoterapia: Consiste principalmente en eliminar los temores que pueden dar lugar a síntomas somáticos que el paciente percibe, así como reducir las interpretaciones erróneas de las diferentes sensaciones corporales, junto a la anulación de las conductas que provocan ansiedad o angustia.

 

Conozca más sobre: Psicoterapia: una alternativa de tratamiento para la ansiedad

 

Algunos especialistas usan tratamientos combinados, logrando excelentes resultados a corto y mediano plazo, obteniendo efectos mucho más rápido que si se abordan tratamientos psicofarmacológicos o psicoterapéuticos por separado.

 

Para quienes padecen ansiedad, más allá de aclarar si se cura o se mejora, se puede controlar o es crónica, las cuestiones básicas son dos: por un lado, si la ansiedad genera problemas importantes de salud, y por otro lado, si resulta incapacitante, de modo significativo, respecto de los proyectos de la persona o el mantenimiento de su equilibrio social.

 

También debemos tener en cuenta que, en algunos casos, la ansiedad coexiste con otros trastornos, lo que condiciona su evolución y la respuesta a los tratamientos.

 

 

Conozca más sobre el retraso simple del lenguaje

El lenguaje es de vital importancia, puesto que es un puente de acceso a numerosas situaciones del aprendizaje. Ahora bien, si no se estimula adecuadamente suelen aparecer en el niño algunas desorientaciones o alteraciones, como es el caso del retraso simple del lenguaje.

 

Esta disfunción suele afectar más de uno de los niveles del lenguaje: fonológico, formo sintáctico, semántico y pragmático. Siendo la fonología y la sintaxis los mas afectados. Puede aparecer durante la etapa de crecimiento del niño, afecta sobre todo la expresión y en algunos casos la comprensión sin que la causa se deba a una deficiencia auditiva o trastorno neurológico. Lo anterior se evidencia en el desarrollo lento del lenguaje.

 

¿Cuáles son los síntomas de un retraso simple del lenguaje?

 

En la expresión del lenguaje existe una diferencia cronológica en la aparición de las primeras palabras:

 

  • Normalmente los niños empiezan a pronunciar las primeras palabras entre los doce y dieciocho meses, cuando se presenta un retraso simple del lenguaje las primeras palabras no aparecerán hasta los dos años edad.
  • A los tres años los niños con este retraso empiezan a expresarse con holofrases, esto hace referencia a cuando un niño utiliza para comunicarse una sola palabra que encierra un mayor significado. La edad normal en que un niño usa holofrases está entre los doce o quince meses.
  • La edad en que un niño adquiere el pronombre “Yo” son los tres años, mientras un niño con un retraso simple del lenguaje lo adquiere a los cuatro años de edad. Además de esto utiliza un vocabulario reducido y habla truncado, generalmente omite silabas iniciales y suele tener un habla infantilizada.
  • El lenguaje telegráfico (dice “apato” en vez de “zapato” o “Mamá jugar” en vez de “Mamá, quiero jugar”) más común entre los quince y dieciocho meses, le durará hasta los cuatro años de edad.
  • Entre los cuatro y cinco años aun no hablará frases complejas, no usará plurales ni conjugará correctamente los verbos. Su expresión carecerá normalmente de artículos y de pronombres posesivos.

 

Otros síntomas que cabe mencionar aparecen cuando el niño habla como un bebé, cambia letras o las omite, posee pocas palabras para comunicarse, habla solamente de las cosas cotidianas, las oraciones con las que se expresa son cortas, ejemplo: “agua vaso” en vez de “yo quiero agua en el vaso” en el ejemplo omite el pronombre yo y el verbo.  El niño además  posee poco vocabulario, así que no le es posible expresarse libremente. Generalmente esperan que les pregunten y responden de manera corta, esto influye en la descripción de objetos y en el desarrollo del pensamiento, en  mayoría solo comprenden situaciones concretas y relacionadas con su entorno familiar.

 

A continuación veremos algunas causas del retraso simple del lenguaje

 

Las causas de que un niño presente esta disfunción del lenguaje, puede tener varios orígenes, entre los que contamos los hereditarios y socioculturales.

 

El los hereditarios encontramos algún familiar que tuvo el mismo retraso del lenguaje y en los socioculturales, varios factores, entre los que destacan:

 

  • Algunos padres sobreprotegen a los niños, impactando de manera negativa el desarrollo del lenguaje: adivinan lo que sus hijos piensan y quieren, hablan por ellos, no disciernen que esta protección exagerada es contraproducente e invalidante.
  • En contraste a la sobreprotección los padres que tienen actitudes indiferentes y rechazantes frente a las solicitudes y necesidades del niño, les crean sentimientos y desajustes emocionales que interfieren en el desarrollo del lenguaje, además estos niños tienen pocas oportunidades para aprender a hablar, debido precisamente a la deficiente comunicación con sus padres.
  • Los conflictos en la familia también provocan retrasos en el lenguaje del niño, la situación familiar juega un papel importante en el desarrollo del lenguaje. Si este se siente seguro en ella se desarrollará normalmente, pero si la familia es conflictiva obstaculizará tal evolución. Una familia desorganizada y conflictiva suele generar una serie de desajustes en el niño.

 

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Si hemos identificado alguno o varios síntomas en nuestros niños, podemos implementar hábitos de dialogo manteniendo conversaciones diarias y promoviendo que el niño exprese todas las necesidades que le sea posible, fomentando la lectura en familia, escuchando música con vocabulario acorde a su edad, y por supuesto, consultar siempre a un especialista.

 

Cuando se determinan tempranamente estos síntomas se puede iniciar de forma oportuna el tratamiento apropiado, con el fin de fomentar la recuperación en el desarrollo adecuado del habla en el niño.

 

 

 

 

 

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