Si miras al techo, das vueltas en la cama y piensas en algún problema surgido en el trabajo, casa o familia, seguramente estarás experimentando problemas por los que no logras conciliar el sueño. Al día siguiente es muy probable que te sientas cansado, sin energía y en algunos casos deprimido.
Probables causas de la falta de sueño
Lamentablemente, hoy día los trastornos del sueño nos pueden afectar tanto a los adultos como a los niños.
De acuerdo a los especialistas, bajo un ritmo de vida normal y equilibrada las horas de sueño deben ser entre siete y ocho al día. Pero la vida rápida y moderna que actualmente tenemos, aunado al excesivo tiempo que pasamos usando tabletas, celulares y computadoras, han provocado que disminuya drásticamente el tiempo que ofrecemos a nuestro cuerpo para descansar.
Cuando el insomnio se prolonga por más de un mes se vuelve crónico. Regularmente los trastornos del sueño están relacionados con depresiones u otros problemas físicos. Así que sería bueno que evaluaras qué cosas son las que te están quitando el sueño y qué ayuda podrías y que esté a tu alcance.
La ingesta de algunos alimentos en exceso, problemas emocionales y físicos pueden provocar que pierdas el sueño de manera temporal o permanente. Algunos ejemplos son:
- Malos hábitos alimenticios: existen bebidas y comidas que inhiben el sueño. Por ejemplo, el café, por su alto contenido de cafeína estimula al sistema nervioso de manera que dificulta que logres relajarte lo suficiente para conciliar el sueño.
Además, cenar alimentos pesados como las carnes rojas y alimentos altos en grasas, especialmente ya a altas horas, provoca que nuestro sueño sea menos profundo y que nos despertemos constantemente.
- Estrés: comúnmente producido por el exceso de trabajo, problemas familiares y de salud. En otros casos pensar en problemas imaginarios también puede producirte estrés o por estar pasando por una situación traumática.
- Apnea del sueño: las vías respiratorias que se ubican en la parte superior a la garganta se cierran bloqueando la circulación del aire. Esto produce lapsos de entre 10 segundos y hasta tres minutos donde se inhibe la respiración, resultando en un sueño de mala calidad, además de que pueden surgir problemas cardíacos.
Todo lo anterior provoca que vivamos diferentes etapas del insomnio, las cuales tienen síntomas que podemos distinguir:
- Etapa 1: dificultad para conciliar el sueño.
- Etapa 2: despertar con frecuencia durante toda la noche.
- Etapa 3: despertar y no volver a conciliar el sueño a lo largo de la noche.
Como resultado de no dormir bien, experimentamos síntomas de insomnio como dormirte en el transporte público o incluso mientras conduces. Otros, por tener trabajos nocturnos, experimentan la somnolencia porque la luz solar interfiere con su tiempo de descanso.
Cuando el sueño no regresa enseguida
Se ha descubierto que la somnolencia prolongada puede provocar enfermedades como:
- Obesidad.
- Riesgo de padecer diabetes.
- Hipertensión arterial.
- Riesgo de un derrame cerebral.
- Riesgo de desarrollar cáncer.
Por lo anterior, es bueno analizar qué podemos hacer para mejorar nuestra calidad de descanso y cuándo buscar ayuda para tratar este trastorno.
También te va a interesar: Conozca los principales problemas del sueño.
Analizar el estado de tu cuerpo cuando duermes y las costumbres que tienes antes de ir a la cama son solo algunas de las cosas a evaluar en las clínicas del sueño.
Por medio de sensores evaluarán tu nivel de oxigenación (si es adecuada o no), los ronquidos y el patrón respiratorio entre otros estudios. Tal vez notes que el trastorno del sueño es grave o crónico, pero no es un caso perdido.
Con la ayuda de un profesional podrás lograr dormir lo que tu cuerpo necesita. Algunos tratamientos serán más sencillos que otros, pero es vital que busques ayuda profesional, por tu salud y la tranquilidad de quienes te rodean.