En la actualidad los trastornos del sueño son muy frecuentes: insomnio, hipersomnia (dormir demasiado), despertares nocturnos, somnolencia diurna, pesadillas, ronquidos… Muchas veces no es tan importante la cantidad de horas que dormimos, sino la calidad. Por ello, en algunos casos puede ser necesario hacer un estudio del sueño o polisomnografía, como también se conoce estos estudios.
¿En qué consiste una polisomnografía?
Se trata de una prueba en la que se registra la actividad cerebral del paciente mientras duerme, así como la frecuencia respiratoria, la frecuencia cardiaca, el movimiento de los ojos, el nivel de oxígeno en la sangre, los movimientos de las piernas, la posición del cuerpo y los ronquidos. Se lleva a cabo en la unidad del sueño de un hospital o en clínicas específicas.
Casos en los que puede ser necesaria una polisomnografía
Aunque pueden haber muchos casos en los que sea útil contar con los datos de una polisomnografía, las consultas más frecuentes en las que se lleva a cabo esta prueba son las siguientes:
- Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS): suele presentarse con los síntomas de ronquidos y somnolencia diurna; el paciente sufre pequeñas paradas respiratorias mientras duerme.
- Narcolepsia: enfermedad en la que el paciente se duerme involuntariamente varias veces al día, entrando súbitamente en la fase REM del sueño al estar el ritmo de sus ondas cerebrales alterado.
- Sonambulismo: cuando ocurre con frecuencia o supone un posible riesgo para el paciente.
- Síndrome de piernas inquietas: el paciente mueve automática e involuntariamente las piernas cuando se duerme, lo que empeora la calidad del sueño y le hace despertar.
- Arritmias nocturnas: son las irregularidades del ritmo cardiaco mientras se duerme.
- Insomnio, despertares nocturnos, pesadillas y otras alteraciones del sueño: normalmente no se recurre a esta prueba si se pueden investigar las causas de otra manera. Pero cuando todas las demás pruebas no arrojan resultados se lleva a cabo una polisomnografía.
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Por qué son tan importantes las fases del sueño
El sueño es un proceso por el que el cerebro necesita pasar todos los días para recuperar energías, procesar la información, guardar recuerdos en la memoria a largo plazo, borrar aquellos recuerdos que ya no son necesarios, etcétera. Por eso también soñamos.
Las fases del sueño
1. Fase I del sueño: la persona entra en un estado de adormecimiento, pero es consciente y capaz de reaccionar a los estímulos del medio. Pero se diferencia de la vigilia en que las ondas cerebrales son menos irregulares.
2. Fase II del sueño: después de unos 10 minutos de la fase I, la persona está profundamente dormida, aunque si se despierta en esta fase no recordará que ha dormido. Se alternan ondas cerebrales irregulares e regulares, de tipo theta. Si hay algún ruido, aparece una onda cerebral llamada K, al parecer un mecanismo para no despertarse.
3. Después de unos 15 minutos de la fase II, las fases III y las IV son las que realmente permiten descansar. Son muy parecidas, solo se diferencian en que una es de sueño más profundo que la otra. Las ondas cerebrales son más lentas y regulares. Es en la que se da la consolidación del aprendizaje.
4. Tras 45 minutos de fase II y III, en la fase REM, el cerebro entra en un estado similar a la vigilia y los ojos se mueven rápidamente bajo los párpados. En esta fase se producen los sueños, pero aun se desconoce realmente su función.
Conclusiones
Cada uno tenemos hábitos diferentes de sueño. Algunas personas necesitan dormir más, otras menos, y en diferentes momentos del día. Lo importante es que, mientras dormimos, pasemos varias veces por cada una de estas fases para que nuestro cuerpo y cerebro descansen adecuadamente.