La parálisis facial o parálisis de Bell es una afección relativamente común que se manifiesta con una debilidad repentina de tus músculos faciales, haciendo que la parte de la cara que se ve afectada tenga un aspecto caído. No debes confundirla con los síntomas de enfermedades más serias, de lo que hablaremos en este post.
Síntomas de la parálisis de Bell
- Debilidad repentina de los músculos del rostro, que puede suceder en pocas horas o días.
- Tienes dificultad para realizar gestos como sonreír o cerrar ambos ojos.
- Presentas dolor en la zona de la mandíbula o de la oreja del lado afectado.
- Padeces aumento de la sensibilidad de tu rostro en la parte afectada.
- Dolor de cabeza.
- Babeo.
- Disminución del sentido del gusto.
- Presentas cambios en la cantidad de lágrimas y saliva segregada.
Por lo general, la parálisis es temporal, solo hay unos pocos casos en los que podrías seguirla padeciendo durante el resto de tu vida.
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Con qué enfermedades la puedes confundir y cómo diferenciarla
Este tipo de parálisis se caracteriza por evolucionar muy rápidamente: normalmente en menos de 48 horas tus músculos afectados se encuentran paralizados. A menudo es también precedida de una infección viral. Eso te ayudará a no confundirla con las siguientes enfermedades:
Accidente o enfermedad cerebrovascular
Un accidente cerebrovascular, como una trombosis o embolia, puede producirte parálisis en la cara, pero también afecta a otros músculos de tu cuerpo. En la facial, básicamente se paraliza solo una parte de la cara. La embolia comienza súbitamente, pero suele aparecer junto con dificultad para hablar o caminar, debilidad en una extremidad o en todo el lado del cuerpo.
Además, en una parálisis del rostro no se puede mover la ceja y la frente de la parte afectada, algo que a veces sí es posible en la embolia. Por eso, un truco para que diferencies la parálisis de un accidente o enfermedad es que cierres los ojos. Si no puedes cerrar uno y además se ve la parte blanca del ojo (la llamada esclerótica), se trata de parálisis de Bell.
El dolor que produce en la oreja es otro síntoma de que no se trata de un accidente cerebrovascular. No obstante, en caso de duda siempre es mejor acudir al médico o a urgencias lo antes posible.
Tumor en la parótida
En realidad, se trata de una parálisis de la cara, pero es importante mencionar que te la puede causar un tumor en la parótida para así actuar a tiempo, ya que frecuentemente estos tumores son malignos. Por ejemplo, puede tratarse de un carcinoma adenoide quístico o un carcinoma indiferenciado.
Puedes sospechar de un tumor especialmente si la parálisis ha evolucionado lentamente (a lo largo de varias semanas), si viene precedida de espasmos o si afecta selectivamente a una sola rama.
Neuralgia del trigémico
También la puedes confundir con la parálisis de Bell porque esta neuralgia afecta solo a una parte de la cara, pero no evoluciona a parálisis de esa parte. Solo se siente dolor y presión.
Causas de la parálisis de Bell
Las causas también te pueden ayudar a reconocer que se trata de una parálisis de Bell y no otra enfermedad. A menudo la origina uno de los siguientes virus:
- Mononucleosis infecciosa (enfermedad de Epstein-Barr).
- Herpes simple en el labio o los genitales.
- Varicela o culebrilla (herpes zóster).
- Rubeola.
- Paperas.
- Infecciones de citomegalovirus.
- Gripe (influenza B).
- Adenovirus (enfermedades respiratorias).
- Coxsackievirus.
Para evitar la confusión de un accidente cerebrovascular con parálisis de Bell, es preciso que acudas lo antes posible al médico. Y, mientras tanto, observa si al intentar cerrar tus ojos no eres capaz de hacerlo con uno de ellos, tal y como hemos explicado.