Existen dos terapias que han demostrado científicamente excelentes resultados para el TDAH: la terapia conductual y la terapia cognitiva.
El TDAH o trastorno de déficit de atención e hiperactividad, es un trastorno de carácter neurobiológico que aparece en la infancia y que se manifiesta en un patrón de déficit de atención, hiperactividad e impulsividad. Para que el especialista pueda diagnosticar este trastorno al paciente debe presentar los siguientes síntomas:
- Se debe presentar antes de los doce años.
- Se presenta con una intensidad anormal respecto a la etapa del desarrollo del niño.
- Que interfieran de forma negativa en el niño en más de dos áreas de su vida: familiar, escolar, social, etc.
- No tener ninguna otra injerencia médica: algún medicamento u otro problema psiquiátrico.
Los síntomas mencionados anteriormente son independientes, es decir, que el paciente diagnosticado con TDAH no necesariamente puede presentar todos los síntomas, con uno solo basta para ser diagnosticado con la enfermedad. No todos los síntomas de manifiestan con la misma intensidad.
Veamos ahora, las tres terapias para el TDAH más frecuentes:
Terapia conductual: Analiza los factores que provocan que el comportamiento del paciente sea inadecuado, se determinan las conductas que se deben intervenir y se crea un plan para transformar estas conductas.
Terapia cognitiva: Pretende identificar cuál de los procesos cognitivos (aprendizaje, memoria, toma de decisiones) está generando el problema y se encarga de cambiar estos procesos por los adecuados.
Terapia con medicamentos: Existe también el tratamiento con medicamentos, este puede ser una manera eficaz de manejar los síntomas. Hay varios tipos de medicamentos para tratar el TDAH en los niños:
Estimulantes: Son los más conocidos y más utilizados, ayudan a los niños a enfocar sus pensamientos mejor, evitando las distracciones, esto se manifiesta con mayor atención y mejoría en el comportamiento. Se pueden utilizar solos o combinados con el tratamiento TDAH conductual.
Entre estos medicamentos podemos encontrar los que son a corto plazo como: El adderal y el ritalin, que tienen una duración entre tres y seis horas; Los de acción intermedia como: El metadate CD o el ritalin LA, de duración entre seis u ocho horas; y los de acción prolongada, como: el Adderal-XR o el focalin-XR, que dura entre ocho y doce horas. Estos medicamentos tienen efectos inmediatos.
Los medicamentos estimulantes pueden causar efectos secundarios como: disminución del apetito, problemas del sueño, aislamiento social. Entre los efectos no comunes encontramos: tics, pequeños retrasos en el crecimiento, comportamiento extraño e irritabilidad.
No estimulantes: Cuando los estimulantes no funcionan o causan efectos secundarios se pueden usar medicamentos no estimulantes, tales como: el Intuniv, kapvay o strattera, la duración esta entre doce y veinticuatro horas y no funcionan tan rápido como los estimulantes.
Tener en cuenta que los medicamentos afectan a cada niño de manera diferente, pueden responder bien a un medicamento pero ser afectados por otros. Es necesario que el médico pruebe un medicamento u otro, así como las dosis apropiadas según cada caso.
Conozca sobre: ¿Cómo diagnosticar el TDAH?
Algunos datos sobre el TDAH:
- El TDAH es el trastorno infantil más frecuente, por encima de la bipolaridad y la esquizofrenia.
- Este trastorno afecta a más de 5% de los niños en el mundo.
- Es más frecuente en los niños que en las niñas, por cada dos niños una niña lo padece.
- Un paciente con TDAH tiene de seis a siete veces más probabilidades de tener otro trastorno psiquiátrico.
- El TDAH tiene un nivel de heredabilidad del 76%, es decir, que los factores vinculados están relacionado con los genes.
A pesar de que el porcentaje que presenta la enfermedad es alto, existe mucho desconocimiento de la sociedad sobre el trastorno, esta falta de conocimiento tiene consecuencias graves en los pacientes, sus familiares y quienes los rodean, puesto que causa insensibilidad, falta de consideración y estigma.
Por último, hay que tener en consideración la participación de los padres en el tratamiento de la enfermedad, ya que deben enseñar y guiar a sus hijos fortaleciendo las habilidades que ya tienen en el acompañamiento de la enfermedad y el debido tratamiento. Por ello, deben capacitarse en terapia conductual para padres con hijos que padecen el trastorno.
Antes de creer que nuestros hijos padecen el trastorno, se debe consultar siempre y cuanto antes a un especialista que sepa evaluar los síntomas y dar un tratamiento adecuado y seguro, siendo los niños pacientes que requieren atención prioritaria.