Muchos padres suelen preguntarse cómo ayudar a su pequeño a que alcance su potencial en el ámbito físico y cognitivo. Investigaciones han dado como veraz la hipótesis de que los niños con suficiente estimulación temprana, durante los primeros meses y años de su vida, alcanzan un desarrollo más alto en sus aptitudes físicas, sociales e intelectuales.
Estimulación infantil según la edad
La interacción de los hijos con sus padres, familiares y amigos permite que desarrolle su ambiente social y afectivo. A continuación te brindamos algunas ideas que puedes realizar:
1.- Recién nacido. Te recomendamos cantarle, mantener un constante contacto visual, hablarle de manera suave y calmada. Puedes ayudarle a que sus manitas comiencen a palpar algunos objetos inofensivos. Sumamente importante es el contacto físico fraternal, abrazarlo y acariciarlo.
2.- De uno a tres meses. Puedes empezar con ejercicios motores que le ayuden a identificar su cuerpo. Algunos podrían ser entrelazar las manos y sus deditos o hacerle leves cosquillas ocasionales.
También te va a interesar: Conozca las ventajas de la estimulación temprana en los niños
Más adelante, podrás hacerle ejercicios para coordinar su cuerpo como aprender a sostener sus juguetes favoritos. Estos juguetes estimularán mucho su cerebro. A este respecto, una precaución importante es considerar el consejo del especialista en desarrollo infantil, David Elkind. Él menciona que “los juguetes deben estimular la imaginación del niño de manera positiva, no negativa”.
Finalmente, queda la emisión de ruidos y balbuceos. Repetir sonidos de forma amigable motivará a que siga emitiendo sonidos que con el tiempo se convertirán en palabras.
3.- De cuatro a seis meses. Empieza la autonomía y quieren moverse por sí solos. Un ejercicio que da buen resultado es poner al infante boca abajo en su cuna. De esta manera, lo incentivas para que pueda voltearse hacia arriba. Además, el pequeño empezará a tomar y tirar objetos. Puedes aprovechar esta etapa para enseñarle a gatear y a sostenerse erguido.
4.- De seis a doce meses. En este periodo se sienten de manera significativa los cambios en tu hijo, pues empieza a querer tocar, caminar y pronunciar sus primeras palabras. Platica con el niño y pide que te responda, esta interacción logra que su cerebro empiece a entender el concepto conversacional.
Crea un entorno donde lo hagas caminar hacia otras personas. Su círculo de gateo fomenta que se entretenga, fortalezca su columna y sea amigable con el ambiente a su alrededor.
5.- A partir de un año en adelante. Es bueno enfocarte en estimular los campos de motricidad, lenguaje y social. He aquí algunas sugerencias prácticas para lograrlo:
- Motricidad: Realiza ejercicios sencillos para que su cuerpo se desarrolle adecuadamente. Por mencionar uno, cuando le leas un cuento, permite que agarre las hojas, las pase con sus manos señale algunos objetos del cuento. Si aún gatea, puedes ponerle metas de hasta dónde llegar y poco a poco aumentar la distancia.
- Lenguaje: Háblale por su nombre y usa los nombres de los demás miembros de la familia. Menciónale los nombres de las comidas, las frutas y los objetos que va observando en su entorno. Advertencia, no uses “lenguaje de bebé”, es decir, no emitas los mismos sonidos graciosos que el niño pronuncia. Eliane Regina Carrasco, especialista brasileña del lenguaje, mencionó que los padres que repiten la pronunciación equivocada del niño, “refuerzan un patrón desviado de lo normal”. Esto puede causar, a la larga, problemas del habla en el menor.
- Social: Acostumbra al pequeño a estar con otras personas y, dentro de lo posible, que siga las reglas básicas de la sociedad. Enséñale a decir “hola”, “adiós”, “por favor”, “gracias”, etc. Procura que aprenda a expresar lo que siente.
Céntrate en ayudar y estimular, de esta manera todos estos ejercicios serán placenteros para él mientras te facilitan el trabajo.