Cada vez más, las neurociencias nos revelan misterios de nuestro cerebro hasta ahora desconocidos. Por ejemplo, actualmente se sabe que las neuronas de los bebés, adecuadamente estimuladas, pueden establecer hasta mil conexiones nuevas por segundo.
Mucha gente piensa que se debería dejar que los niños se desarrollen a su propio ritmo; sin embargo, estas teorías ya son viejas en comparación con los avances en las investigaciones del cerebro infantil. La estimulación temprana en bebés y niños pequeños los ayuda a aumentar su bienestar físico y emocional.
Qué es la estimulación o atención temprana
La definición es simple: realizar actividades con el bebé que despierten sus sentidos. El objetivo es actuar sobre su desarrollo neurológico para mejorar sus capacidades y alcanzar más rápidamente los distintos hitos. El motivo de realizar cuanto antes esta estimulación, es decir en la forma más temprana posible, es aprovechar la plasticidad del cerebro infantil, preparándolo para un mejor rendimiento y productividad en la edad adulta.
Es sabido que las habilidades y capacidades que se adquieren durante los primeros cuatro años de vida tienen una enorme influencia en todo el desarrollo posterior de la vida humana. Debemos diferenciar la estimulación o atención temprana de la intervención temprana, que está dirigida a niños con factores de riesgo para prevenir o minimizar las consecuencias de dichos factores. Los factores de riesgo retrasan el rendimiento psíquico y motriz y son provocados por distintas circunstancias, como enfermedades, bajo peso al nacer, pobreza u otras condiciones.
En niños nacidos en condiciones normales, la atención temprana consiste en un conjunto de actividades que trabajan las distintas áreas del desarrollo, adecuadas a cada edad desde el nacimiento hasta los seis años de edad.
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¿Para qué sirven estas técnicas?
En líneas generales, como lo decíamos anteriormente, estas técnicas de atención e interacción sirven para despertar y desarrollar las capacidades del bebé y así prepararlo para un mejor rendimiento y productividad en las etapas siguientes de la vida.
Sin embargo, las prácticas de estimulación en cada una de las edades tienen sus propios objetivos. Por ejemplo, desde los 0 a 9 meses los ejercicios están dedicados a fortalecer la motricidad, los sentidos, el lenguaje y la cognición, a través de los siguientes medios.
- Masajes, abrazos, respiración profunda: favorecen la autoestima y reducen la ansiedad.
- Escuchar música: activa cuerpo y mente.
- Hablar con el bebé: favorece una relación saludable, desarrolla los sentidos de la vista y el oído, acelera el aprendizaje de la lengua materna e incluso otros idiomas.
- Juegos de repetición: mejoran las habilidades sociales y la preparación para los años escolares.
Recomendaciones a tener en cuenta
Como padres y madres, naturalmente jugamos con nuestros bebés y realizamos actividades de estimulación precoz de manera intuitiva. Sin embargo la continuidad de estas actividades puede verse afectada por las tensiones y el estrés a los que nos somete la vida moderna. Más de una vez nos sentiremos cansados e irritados y sin ganas de jugar… ¿Es tu caso? Toma en cuenta estas recomendaciones.
- El entorno tiene gran importancia en la estimulación: para los bebés todo es nuevo y maravilloso.
- Procura interactuar con el bebé en diferentes momentos. Mejor que simplemente dejar un juguete a su alcance, es hacer que cobre vida con tu voz y movimientos.
- Aprovecha los momentos en los que el bebé está atento a lo que lo rodea, pues es un tiempo limitado.
- Los bebés y niños disfrutan las repeticiones, porque esto les permite aprender y participar más activamente, pero debes evitar el aburrimiento. Cambia los juguetes y los métodos cada cierto tiempo.
- Despierta su sed de conocimientos estimulando su curiosidad y brindándole oportunidades de experimentar con sus sentidos.
¿El objetivo final de todos estos esfuerzos? ¡Un niño y una familia más felices!