Existe un proceso natural entre madre e hijo que inicia en la concepción. Al nacer, ella lo toma en sus brazos, lo desliza a su pecho y empieza a desarrollar una estimulación temprana en su bebé.
Este es un buen comienzo, pero es importante continuar satisfaciendo las necesidades inmediatas que tendrá el pequeño recién nacido, ya que de eso dependerá su desarrollo productivo en la sociedad.
Estimulación temprana: qué es y cómo funciona
Consiste en interactuar con el bebé desde el vientre, creando así vínculos afectivos y emocionales con su exterior. Hacer eso fortalece desde la infancia su sistema físico, emocional e intelectual.
Según la Doctora Constanza Segura Otálora, del programa Children´s Sport, lo más importante durante los primeros años de vida del infante es proporcionarle estímulos y apoyos que ayuden a la maduración de sus sentidos.
Por ello si buscas que tu hijo desarrolle habilidades principales, la estimulación te ayudará centrándose en potenciar las destrezas motrices al vez de completar las demás áreas que apoyan su desarrollo mental y socioemocional.
También te va a interesar: Conozca las ventajas de la estimulación temprana en los niños.
Cinco métodos prácticos y funcionales
Es evidente que en el desarrollo del niño hay etapas específicas en las que puede aprender mejor, por ello la estimulación temprana puede valerse de los siguientes medios:
1. Estimulación motriz
Ayuda a coordinar sus músculos con los sentidos visual y auditivo, además le brinda al bebé la posibilidad de que pueda mover mejor su cuerpo. Puede emplearse el uso de instrumentos musicales, música para bailar o algún ejercicio sencillo.
2. Estimulación del lenguaje
Ayuda a que comprenda mejor lo que se habla a su alrededor. Por ejemplo, al leerle un cuento el niño entiende de mejor manera lo que escucha y a su vez desarrolla su habla. Se puede utilizar canciones, fotos, marionetas o hasta su teléfono inteligente con la debida supervisión.
3. Estimulación cognitiva
Tiene como objetivo potenciar la capacidad de razonar de su bebé. Por eso, todos los métodos que se empleen deben buscar hacer al niño pensar y moverlo a expresarse. Con un pequeño de hasta ocho años, puedes implementar preguntas sencillas. Por ejemplo, se le puede pedir que mencione dónde están y el nombre de las partes de su cuerpo. Ya con un niño más grande sería compartir datos curiosos.
4. Estimulación social
Se basa en brindarle la guía para que él niño aprenda a distinguir cuándo es bueno el apoyo de otras personas y cómo manejar los problemas. Enséñele a compartir sus juguetes con otros niños, ser generoso en fiestas con sus amiguitos, primos y demás familiares, así como a recoger sus juguetes cuando termine de jugar.
5. Estimulación de desarrollo personal
Se enfoca en fortalecer aspectos básicos, como ser independiente frente a situaciones comunes. Se le motiva a decidir dónde quiere estar y por qué, a que exprese lo que siente y, sobre todo, lo que necesita.
Algunos bebés necesitan más tiempo que otros pues sus patrones de desarrollo son distintos. Actualmente hay centros de estimulación temprana enfocados en ayudar a desarrollar lo antes mencionado.
¿Son estos métodos efectivos?
Quizás se pregunte qué tan efectivos son estos métodos. Estudios demuestran que todos los niños tienen un 95 % de habilidades básicas, un 50 % en habilidades avanzadas y, en su mayoría, un 10 % en habilidad superior.
Lo antes dicho deja claro que solo se requiere de hacer que el potencial del infante se desarrolle a través de las técnicas que se han mencionado y otras más que existen.
En conclusión, las técnicas de estimulación en los infantes mejoran día a día. Así que debemos aprovechar todos los medios para impulsar las habilidades del niño y fomentar su desarrollo personal.