Un tratamiento para la ansiedad es un conjunto de medios que se utilizan para tratar la enfermedad, llegar a la esencia de lo que desconocemos de la misma y transformarla.
Ahora bien, revisemos el concepto de ansiedad:
La ansiedad es una emoción como lo son la alegría, la tristeza, o el miedo. Aparece de manera automática como una reacción ante situaciones de cambio, cuando enfrentamos un escenario difícil o al sentirnos preocupados. La podemos experimentar en distintas situaciones y con distinta intensidad a lo largo de nuestra vida. En algunos casos, más allá de ser una reacción normal llega a ser una respuesta adaptativa, debido a que consigue que nuestro cuerpo y nuestra mente este en constante estado de alerta en la cual tomar decisiones o estar pendiente de los detalles sea más difícil.
La reacción ante los eventos de la vida anteriormente mencionados es más sencilla si los niveles de ansiedad son moderados, no obstante, hay ocasiones en los que la ansiedad o bien aparece con mucha frecuencia o bien aparece con mucha intensidad, llegando a bloquear directamente a la persona.
En tales casos efectivamente podemos estar ante un problema de ansiedad y esto puede generar un gran malestar en la persona que lo experimenta.
Algunas veces la ansiedad aparece como un síntoma aislado, pero en otras la ansiedad es el factor común de otros trastornos, por ejemplo, las fobias de todo tipo. La ansiedad también es el síntoma principal cuando se trata de un problema de pensamiento obsesivo compulsivo o los problemas de timidez.
En el caso de la ansiedad generalizada en el que la persona tiene muchas preocupaciones que son insistentes en su cabeza, existe el recurso farmacológico, siendo muy útil y muy interesante, pero también es verdad que en otros tantos los fármacos no ayudan a enfrentarse al problema y no lo soluciona, siendo además altamente peligroso para el paciente, debido a que desencadena muchas veces en una adicción poco favorable para tratar el problema de raíz.
En líneas generales y una vez que se ha llevado a cabo un proceso de evaluación en el que efectivamente se determina que estamos ante un problema de ansiedad, hay tratamientos o procedimientos que se pueden seguir, siempre y cuando sean indicados por el especialista.
A continuación, veremos los tratamientos más comunes para tratar la ansiedad:
- Tratamiento psicofarmacológico: Actúa químicamente sobre los sistemas de neurotransmisión tratando de regular la actividad de determinadas áreas del sistema nervioso implicadas en el trastorno a tratar, en este caso: la ansiedad.
Para el tratamiento de la ansiedad se emplean dos tipos de fármacos: los ansiolíticos y los antidepresivos. Los ansiolíticos producen un efecto tranquilizante, actúan reduciendo los síntomas de ansiedad en cuestión de minutos y disminuyendo tanto la intensidad como la frecuencia de los episodios de angustia.
Los antidepresivos reestablecen las funciones primordiales de los neurotransmisores, de manera que, aunque no resolveremos nuestros problemas si tenemos una oportunidad de observar la realidad desde otro punto de vista más objetivo y sereno para tomar después las decisiones más apropiadas.
No olvidemos que el tratamiento psicofarmacológico tiene como la mayoría de tratamientos algunas contraindicaciones, tales como: alteraciones en la concentración y de atención, náuseas, dolores de cabeza, incremento transitorio de la ansiedad y dependencia.
- Psicoterapia: Consiste principalmente en eliminar los temores que pueden dar lugar a síntomas somáticos que el paciente percibe, así como reducir las interpretaciones erróneas de las diferentes sensaciones corporales, junto a la anulación de las conductas que provocan ansiedad o angustia.
Conozca más sobre: Psicoterapia: una alternativa de tratamiento para la ansiedad
Algunos especialistas usan tratamientos combinados, logrando excelentes resultados a corto y mediano plazo, obteniendo efectos mucho más rápido que si se abordan tratamientos psicofarmacológicos o psicoterapéuticos por separado.
Para quienes padecen ansiedad, más allá de aclarar si se cura o se mejora, se puede controlar o es crónica, las cuestiones básicas son dos: por un lado, si la ansiedad genera problemas importantes de salud, y por otro lado, si resulta incapacitante, de modo significativo, respecto de los proyectos de la persona o el mantenimiento de su equilibrio social.
También debemos tener en cuenta que, en algunos casos, la ansiedad coexiste con otros trastornos, lo que condiciona su evolución y la respuesta a los tratamientos.