El sueño es un estado biológico que debemos repetir cíclicamente, idealmente por la noche. Esto es de gran importancia para los adolescentes, ya que los trastornos del sueño influyen en su conducta, rendimiento escolar y crecimiento. A continuación te hablaremos de los dos más frecuentes y de cómo ponerles remedio gracias a un estudio del sueño.
1. El insomnio
Según la Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño (ICSD-2), los criterios diagnósticos para determinar si existe insomnio son los siguientes.
- Dificultad para conciliar el sueño.
- Frecuentes despertares nocturnos o despertares matutinos antes de la hora deseada.
- Sueño en horas o circunstancias indeseadas.
- Sensación al despertar de que el sueño no ha sido reparador.
Además, existe una serie de consecuencias diurnas que indican que hay insomnio:
- Fatiga.
- Pérdida de memoria o atención.
- Somnolencia diurna.
- Irritabilidad.
- Trastornos del ánimo.
- Falta de motivación o energía.
- Tendencia a los errores en los estudios.
- Tensión.
- Dolor de cabeza.
- Problemas digestivos.
Tratamiento del insomnio en adolescentes
- Mantener una higiene del sueño: acostarse y levantarse aproximadamente a la misma hora todos los días.
- Realizar actividades relajantes unos 20-30 minutos antes de dormir. Según la persona, puede ser adecuado leer, tomar una ducha caliente, escuchar música, etc.
- Tener unas condiciones adecuadas de temperatura, ventilación, luz, ruidos, etc. para dormir.
- No tomar comidas copiosas antes de dormir.
- Evitar la siesta o realizar siestas de menos de 15 minutos.
- No consumir alcohol, cafeína y tabaco.
- Evitar actividades estresantes o estimulantes antes de acostarse.
- Evitar el uso de pantallas con luz azul antes de dormir, como la televisión, ordenador, móvil o videojuegos.
- Hacer ejercicio físico durante el día, pero no las horas previas a acostarse.
- Pasar algún tiempo al aire libre todos los días.
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2. Síndrome del retraso de fase
Es una alteración del ritmo circadiano que consiste en insomnio a la hora de acostarse y dificultad para despertarse por la mañana. Se da sobre todo entre los 10 y los 20 años de edad. Entre sus síntomas están los siguientes.
– Existen más de dos horas de diferencia con el horario aceptado socialmente.
– El sueño tiene la calidad correcta y pueden mantenerlo, solo existe este retraso.
– Si se le deja dormir (por ejemplo, los fines de semana) libremente, se encuentra bien.
– El hecho de deber levantarse antes de haber finalizado todas las fases del sueño ocasiona fatiga diurna, falta de concentración, irritabilidad, falta de rendimiento escolar y déficit de atención.
– El adolescente puede parecer “vago y desmotivado”.
Tratamiento del síndrome del retraso de fase
La causa de este insomnio es desconocida, pero puede ser genética o depender del ritmo circadiano propio de cada persona. Se recomienda:
– Mantener una higiene del sueño. Procurar levantarse y acostarse siempre a la misma hora y que sea similar a la del horario escolar.
– Evitar las siestas.
– No llevar a cabo actividades estimulantes y con luz poco antes de acostarse, como utilizar el ordenador, móvil o jugar a videojuegos.
– Aumentar la exposición a la luz por la mañana.
Si aun siguiendo estos consejos con constancia no se soluciona el problema, ha de consultarse a un médico. Puedes acudir a tu médico de familia quien, si es necesario, te remitirá a un especialista.
En muchos casos, es difícil averiguar las causas, por lo que un estudio del sueño o polisomnografía será de gran ayuda para el diagnóstico. Se trata de un estudio del paciente que revela la actividad del cerebro, el corazón, la actividad muscular, la respiración y los niveles de azúcar en sangre.
En conclusión, para tratar los trastornos del sueño en adolescentes, así como en personas de otra edad, es clave conocer las causas y así evitar un tratamiento erróneo que pueda agravar el problema o afectar en otras áreas de la vida.